No puedo más. No paro de pensar en él, en su boca, en sus ojos, en la forma de reírse, en sus manos, en su pelo, en su piel.
No paro de soñar con sus labios, y como sería besarle, entrelazar sus manos con las mías y dejar que el tiempo se pare a nuestro alrededor.
No puedo dejar de imaginármelo tumbado en mi cama, a mi lado, y susurrándome al oído cosas que me hacen sacar una sonrisa.
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